¿Dónde está tu fortaleza? Vs ¿Dónde está tu límite?

La frase «¿Dónde está el límite?» se ha popularizado últimamente en el ámbito deportivo, gracias entre otras cosas al poder mediático de Josef Ajram y su libro con el mismo nombre. En el mundo del deporte, las personas buscamos cada vez más aumentar nuestras capacidades, rendir más. Pero, ¿por qué? Supongo que es natural en el ser humano, de naturaleza exploradora, ampliar los límites de su mundo, tanto el externo como el interno. Cuando nos enfrentamos a nuevos retos y salimos airosos seguimos sin saber donde está nuestro límite, pero sí sabemos precisamente donde NO está.

A mí la palabra «límite» no me gusta mucho porque es, valga la redundancia, limitante. Creo que no hay un tope donde una persona pueda llegar, la capacidad humana es grande si se combinan múltiples factores, internos y externos. Y esto es así para numerosas habilidades, de naturaleza intelectual, física y emocional. Por ello, cuando nos conocemos a nosotros mismos en cada nueva experiencia a la que nos enfrentamos, me gusta pensar que no exploramos nuestros límites sino nuestras potencialidades o fortalezas. Podemos decir «soy capaz de esto» «he logrado aquello». No podemos saber nuestros límites porque no podemos participar en todas las posibles experiencias (implicaría probarnos en todas y cada unas de ellas además en diferentes estados y formas).

Así, cuando este fin de semana pasado, me enfrenté a una carrera por montaña con mi gente del Club Granada Ultratrail, en la que la distancia y el desnivel suponía el mayor reto al que me habría enfrentado nunca no quería saber dónde estaba mi límite, sino precisamente dónde estaba mi fortaleza. Y lo descubrí tras 40,4km, 3.000m de desnivel y un total de 12,5horas. Acudí a esta cita montañera sin tenerlas todas conmigo puesto que padezco, como muchas personas andaluzas, de alergia al olivo. El polen de esta nuestra querida planta produce en las personas alergicas los siguientes síntomas: rinitis (picor nasal, agüilla profusa, estornudos y obstrucción de la nariz), conjuntivitis (picor de ojos, hinchazón de los ojos, coloración rojiza de la conjuntiva, lagrimeo y sensación de arenilla en los ojos), asma (pitidos en el pecho, expectoración, tos y fatiga) y, en general, malestar (cansancio, depresión, fiebre, etc.). Pues yo pensé que a 3000 metros de altura no había olivos así que estaría perfectamente. Lo que no sabía era que tenía reducida mi capacidad pulmonar de los días previos respirando polen. Y como no lo sabía pues no me limité a mí misma. Sufrí bastante, negarlo sería tontería. Pero también disfruté muchísimo, de los paisajes maravillosos de la sierra granadina, de la inmejorable compañía, de la sensación maravillosa de correr, de la libertad, de la energía positiva que te inunda cuando tras un bajón por el esfuerzo sientes las fuerzas renovadas y puedes correr tras 9 horas sin parar…

Por todo eso, he descubierto una pequeña cosa y es que mi fortaleza es mi fuerza de voluntad. No soy una gran corredora, soy novata y voy poco a poco, pero mi capacidad de hacer lo que me gusta, de tirar para adelante, están ahí, me hacen sentir día a día que la vida es maravillosa y compartir los buenos momentos haciendo lo que más me gusta con mi gente es mi recompensa.

11 pensamientos en “¿Dónde está tu fortaleza? Vs ¿Dónde está tu límite?

  1. Tu fuerza de voluntad quedó patente que es immensa, y eso es una maravilla!! para mi también fue una experiencia increíble el realizar esta aventura contigo. Ojalá podamos hacer muuuchas más y no encontrar nunca nuestros límites, sólo saber dónde no están!!.

  2. Ese es precisamente el espiritu de superacion donde vemos realmente el lado bonito y positivo de laa cosas que nos hace mejorar como personas. Enhorabuena campeona. Sigue asi que eres un gran ejemplo para otras personas.

  3. Es impresionante el ver que a pesar de ir tocada, en cada parada y cada llegada tenias fuerzas para sonreir. A por el Aneto que ahora sabes que si quieres puedes.

    • Sí, cruzar fronteras también es una buena forma de verlo. Pero ojalá no las hubiera, ni físicas ni culturales…Pero como dice el reportero del artículo «abandono del cubículo de la seguridad, del terruño, del árbol que da sombra, para ir en busca de las respuestas,dejarse guiar por «la magia de viajar» que «actúa como una droga» y en la que el «camino es el tesoro»…Gracias!.

  4. Pingback: Cruzar Fronteras « Corre con el Cuento

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