Motivación, esfuerzo y serenidad

El primer requisito para dejar de fumar es querer hacerlo. Pienso que muchas personas fumadoras que lo intentan y no lo consiguen es porque realmente no lo quieren dejar. Uno de los motivos puede ser el miedo a reconocer que no serán capaces postergando así la decisión de abandonar el hábito para no enfrentarse a su “fracaso”.

Otro motivo puede ser el esfuerzo. A la mayoría de personas no le gusta esforzarse. Estamos en una sociedad del “bienestar” entendida como “conseguir las cosas fácil y cómodamente” lo que ha repercutido en la generación de una conducta “perezosa”. Pero, como dice la sabiduría popular “el que algo quiere algo le cuesta”.

Muchas personas fumadoras pensarán que es fácil decir todo esto pero que la adicción es real, está ahí y no es cuestión de voluntad, motivación y esfuerzo. La ansiedad que provoca no solo el hecho de no fumar sino también el simple hecho de pensar en dejarlo hace que la adicción permanezca.

Por ello, por mi experiencia personal, pienso que el tercer elemento indispensable (y quizás más difícil) consiste en tener una mente serena. La serenidad se puede cultivar, al igual que conseguimos mejorar otras cualidades mediante la práctica, el ejercicio o el entrenamiento.

Resumiendo, mi receta basada en mi experiencia, consiste en:

Localizar cuál de estos tres aspectos es tu punto débil  permitirá centrar la atención y trabajar en él/ellos para lograr al fin dejar el nocivo hábito.